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"Tendremos que arrepentirnos en esta generación, no tanto de las malas acciones de la gente perversa, sino del pasmoso silencio de la gente buena..."

(Martin Luther King)

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Chile v/s Uruguay 2007. Cuando se escribió otra historia...



El día 18 de Noviembre de 2007, se escribiría una de las historias más emocionantes del fútbol Chileno. Chile y Uruguay se veían las caras en el mítico centenario de Montevideo por las clasificatorias rumbo a Sudáfrica 2010. 


Las estadísticas jugaban en contra para Chile, pero que vá... Este importante evento en el que el fútbol y la pasión toman las riendas, poco importan los números y menos aún las fechas negras. La roja salió a dar la pelea de igual a igual... "Jugar con el corazón" era la recomendación que mas fuerte se escuchaba entre los hinchas del estadio, mientras miles de ojos en Chile, clavados en la TV... se les apretaba el estómago y anudaba la garganta.

Julio Martinez Prádanos, reconocido periodista deportivo nacional, considerado como uno de las mas grandes de todos los tiempos tenía otro partido, aún mas importante.En honor a su trayectoria como periodista y más aún... como persona que siempre encontraba palabras emocionantes para convertir pequeños detalles en momentos únicos cargados de nostalgia... se escribe una breve historia a continuación en manos de un hincha agradecido.  


El fútbol no sólo esta compuesto de copas, jugadores y estadios... en el fondo, es un radiante espectáculo, donde tal como lo hacía Julito Martinez en programas y noticieros nacionales, afloran emociones que se escriben desde el alma, y que al igual que el siguiente relato, quedaran en la eternidad de las memorias, demostrando una vez mas que el fútbol y sus seguidores comparten una pasión única y mágica...que tiene explicaciones quien sabe donde.


"Julito encenderá el televisor el domingo. En su pieza en la clínica, pedirá que le acomoden el almohadón y que le suban el volumen. Si relata ese tal Manolo y sus “crunch!!!” y “pafff!!” y “face to face”, rogará que le bajen el volumen y prenderá la radio. Julito es hombre de radio, así que preferirá el relato rápido, tal como él mismo lo hizo hace más de 50 años.

El partido que mira Julito no es fácil. Doña Norma, su esposa, lo retará por encender y su hijo-clon, Julio junior, tampoco estará de acuerdo. Tanta emoción a Julito le puede generar un patatú, como decía mi abuela, y ya sabemos que Julito no está para estos trotes. Pero dejar de mirar fútbol, ni en los sueños.


Por eso, el televisor seguirá encendido, en mute, pero encendido, mientras en la radio el Chico Díaz quedará con la garganta seca por gritar el casi gol del equipo chileno, encima jugando de visitante, y en un reducto tan centenario como imposible.

El mismo 
Julito sentirá que el corazón le palpita más fuerte con la pelota que da en el palo, promediando el primer tiempo. “No estar en este momento en la tele”, maldice, imaginando el comentario certero que debe estar dando el “Rey del metro cuadrado”: “Y el chico este que saca un derechazo y la pelota pega en el palo”. Claro, como si no lo hubiéramos visto.

La presión de 
Julito va en aumento y los ojos le brillan bajo esa eterna calvicie ovalada por los años. Todo indica que ahora sí que sí, que se vencerá a la garra esa que tanto tiempo nos ha atormentado.Julito se ilusiona y quiere creer que se irá con una tremenda alegría, porque de qué otra forma sino sonriendo le gustaría despedirse, como cuando le decía a Guayo que será hasta el próximo sábado.

Y entonces, al filo del descanso, cuando 
Julito aprovecharía para caminar despacito hasta el baño, el equipo local hace un gol y como que se cae el estadio. Julito no lo puede creer. Otra vez lo mismo de siempre. Luego lo piensa mejor y entonces todo se hace lógico. Nunca en su vida vio ganar a su equipo en ese estadio, menos ahora que está casi postrado. Para peor la derrota es una tragedia, así que mejor no apurar su despedida, no quiere enlutar al país por partida doble.

El segundo tiempo 
Julito casi no lo mira. Su selección maneja el partido, pero no da con el empate. Llega y llega, pero no hay caso, el arco está cerrado. Julito parece resignado. Entonces, prefiere recordar mejores días y comienza la conversa. La frase ya es conocida por su familia: “Era el año mil novecientos sesenta y dos... (la pausa es eterna). Cómo olvidar ese día, cómo olvidar ese día!!! (repite por si a alguien no le quedó claro)”. Y cuenta, otra vez, la historia aquella del gol de tiro libre y su grito que aún resuena en la cabina del estadio. Y que con el tiempo fue casi su apellido. JulitoJusticia Divina. Así lo conocen varios.

Entonces los astros se conjugan y algo pasa en Centenario. De un momento a otro se hace justicia y no sólo llega el empate. El equipo de todos anota uno más y esto ya es milagro. Justo, pero milagro.
Julito quiere saltar en su lecho, y quiere repetir aquel grito desgarrado. Pero no tiene más tiempo, ya todo parece consumado. Los últimos minutos son no aptos para cardíacos. Pero el problema deJulito es otro, así que los mira emocionado. “¿Será posible?”, se pregunta no convencido del resultado. A varios miles de kilómetros de ahí, un grupo de jugadores rojos deja la vida en la cancha, reventándola sin vergüenza y escuchando el pitazo del colegiado. “Por Julito”, exclaman, al tiempo que corren y levantan los brazos."

Autor: Desconocido.

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